La tierra giró para acercarnos. 2025
Editorial Graviola y el Ministerio de Cultura.
NIPO: 190-25-099-3
Publicación realizada en el Marco de VIII Foro Cultura y Ruralidades Polifonías. La diversidad cultural del territorio: https://culturayciudadania.cultura.gob.es/cultura-medio-rural/8-foro/foro-expandido.html
Mediante la propuesta que presento aquí y el recorrido de todo mi corpus artístico, busco dar valor a la poética de lo cotidiano para generar distancia y conciencia sobre los daños que ejerce la representación estereotipada de la población migrante. Busco separar el espacio subjetivo y comunitario del espacio de la explotación, que percibe a la población migrante como reemplazable y reutilizable.
En este proyecto tengo en cuenta a una parte de la población migrante que se traslada a pequeñas localidades, municipios y villas del país, pueblos cuyo índice de habitantes es muy bajo y donde la migración, entonces, cumple una función de revitalización de estos espacios. El trato que reciben es degradante y, en gran parte de las ocasiones, se les percibe como una amenaza. En un mundo globalizado, intentar contener los desplazamientos es negar lo evidente y actuar en contra de cualquier horizonte común. El modo en que tratemos a la población migrante determinará el tipo de futuro que queremos tener juntos. Políticas de inclusión en el ámbito cultural, social y político ayudan a alcanzar una misma meta: igualdad de derechos y libertades.
Por ello, Páginas opuestas pone lado a lado hojas en un mismo relato, que no deben entenderse como páginas en oposición, sino contrapuestas; no como contrarias, sino diversas, para leerse juntas, de manera entrelazada. Estas páginas, que configuran la obra, cargan con un relato obsoleto, tomado de La civilización de los árabes (1884) de Gustave Le Bon, un enfoque que reduce al otro a mero objeto de estudio, tratándolo como algo ajeno, usando un lenguaje claramente reduccionista y cargado de una clara superioridad moral y cultural. Los estudios antropológicos, sociológicos y culturales, vistos desde una supuesta objetividad y un prisma de cultura superior, nos alejan entre sí. El lenguaje deshumanizante, que los identifica como entidades bárbaras o salvajes, en esta obra, está superpuesto por imágenes reales de personas reales, personas migrantes que han perdido parte de su relato y memoria. Las imágenes que en esta obra sepultan estas palabras son encontradas en dispositivos perdidos de personas migrantes, cámaras, móviles, tarjetas de memoria y discos duros, de los cuales se rescatan momentos cotidianos, momentos de vidas anónimas que nos sitúan a todas y a todas en las mismas líneas de un relato común, nos hermanan.